No es tarea sencilla conformar un equipo humano que trabaje perfectamente de forma conjunta, especialmente en el ámbito del cuidado animal. En este artículo dejaré volar mi imaginación y recopilaré las 4 características que, bajo mi punto de vista, tendría el equipo de trabajo con animales ideal.
Trabajar con animales no siempre mola tanto
Trabajar con animales en un zoológico, santuario, centro de rescate o cualquier otro establecimiento que mantenga fauna en cautividad puede parecer un sueño para muchas personas. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce, y en mi experiencia, es muy difícil reunir un equipo humano que trabaje bien en conjunto, lo cual, tristemente, termina repercutiendo de forma negativa en la calidad de vida de los animales.
Lo cierto es que trabajar con animales es muy complicado, eso es un hecho. No estamos hablando de máquinas, ni de ciencias exactas en muchos casos. Trabajar con animales no va de manufacturar productos, ni de planificar y hacer envíos. Va mucho más allá. Los animales son seres sintientes, lo que nos exige una responsabilidad moral para con ellos, y mucho más complejos de lo que podemos llegar a imaginar (de eso te vas dando cuenta tras años de trabajo con ellos, y cuanto más tiempo pasa, más claro lo ves).
Todo ello hace que sea muy complicado establecer protocolos de trabajo óptimos y criterios claros de evaluación del bienestar de los animales. Se hace difícil entender cómo los animales perciben las cosas y qué es lo mejor para ellos; hay tantos factores implicados en cualquier comportamiento o fenómeno, que siempre es difícil sacar factor común de las experiencias que te vas encontrando. Supongo que todo eso, y la carga emocional que implica el trabajar con seres sintientes, lo convierten en un trabajo especialmente duro desde un punto de vista psicológico (aunque también puede llegar a ser inmensamente gratificante cuando las cosas salen bien, no lo voy a negar).
En cualquier caso, yo, que ya llevo más de 12 años metido en esto (casi 8 como profesional a tiempo completo), he ido encontrando una serie de carencias en los diversos equipos humanos con los que he trabajado. Cada equipo tiene sus cosas buenas y sus cosas malas, evidentemente, pero nunca he encontrado un equipo de profesionales que cumpla con los que considero que son los 4 rasgos que tendría el Dream Team del cuidado animal (¡ojo! hablo de características del equipo, no de los individuos que lo conforman, eso daría para otro artículo).
1. Compromiso con el bienestar de los animales
Puede parecer obvio, pero lo cierto es que a lo largo de todos estos años, encontrarme con este rasgo entre los profesionales del cuidado animal con los que he trabajado ha sido más la excepción que la norma. Darme cuenta de este hecho fue muy chocante para mí cuando empecé a dedicarme a esto, y confieso que me sentí profundamente decepcionado, pero a lo largo del tiempo me he dado cuenta de que, efectivamente, no son tantas las personas que priorizan el bienestar animal frente a todo lo demás en el trabajo con fauna. En un ámbito profesional tan vocacional como lo es este, las guerras de egos están a la orden del día y, en demasiadas ocasiones, hacen que las personas involucradas pierdan de vista la que debería ser la finalidad última de su trabajo: el bienestar animal.
Para mí, contar con personas empáticas, humildes y honestas que mantengan firme su compromiso con los animales a los que cuidan es básico. De este modo, ante cualquier toma de decisiones que se tercie (y eso ocurre constantemente cuando cuidas animales) se posicionarán siempre del lado de la alternativa que justifique un mejor resultado en términos de calidad de vida de sus animales.
2. Formación y experiencia ajustadas al puesto
La formación es muy importante en el trabajo con fauna. Sin conocimientos específicos de biología, etología, veterinaria o ecología (en cada puesto o función es necesario más de lo uno o de lo otro) es difícil que seamos capaces de entender en profundidad y dar razonamiento lógico a las situaciones y fenómenos con que nos encontraremos en nuestro día a día profesional.
Y luego está la experiencia, sin la cual, podemos tener todos los conocimientos teóricos del mundo, que probablemente estaremos perdidos frente a la crudeza de la realidad. Y es que cuando sólo cuentas con conocimientos teóricos y te enfrentas al mundo real, te da la sensación de que nada tiene sentido. Sólo puedes encontrarlo cuando has visto mucho y has cometido muchos errores. Ahí es cuando empiezas a encontrar factores en común entre lo uno y lo otro, y vas haciéndolo a partir de las diferentes situaciones que te encuentras, y aprendes a entender lo que ha sucedido y a predecir lo que va a suceder.
Tanto la formación como la experiencia son fundamentales en el trabajo con animales. Pero, claro está, también hay puestos y funciones de menor responsabilidad que se ajustan a perfiles menos formados y/o experimentados. Y es ahí a donde voy: sería ideal que en los equipos de trabajo con fauna, la formación y la experiencia de cada profesional se correspondiera con las responsabilidades y exigencias de su puesto de trabajo, y viceversa, algo que no sucede, por desgracia, en demasiadas ocasiones. De lo contrario, podemos estar, por un lado, poniendo en riesgo el bienestar de los animales, si los trabajadores no están lo suficientemente preparados para hacer su trabajo, o por otro, frustrando a los integrantes del equipo más preparados al otorgarles tareas o responsabilidades que les impidan sentirse realizados.
3. Jerarquía clara y liderazgo efectivo
Este punto, para mí, es casi el más importante de los cuatro. Es decir, sin que se cumpla este punto, lo demás perderá todo sentido y se diluirá en una sopa de buenas intenciones (o no) en la que cada pieza del equipo hará lo que crea más conveniente.
La idea de funcionar como una holocracia (sistema organizativo descentralizado sin una figura de "jefe" ni una jerarquía establecida) me parece un buen plan en el mundo de la piruleta. En la realidad, y específicamente en el ámbito del trabajo con animales, que es el que yo conozco, me parece una idea pésima. Cuando cuidas animales, es necesario ser capaz de tomar decisiones constantemente y en poco tiempo: un animal enfermo o herido, una pelea, cambios de comportamiento, escapes... Hay un sinfín de situaciones en las que hay que actuar de forma rápida y contundente; no suele haber tiempo para dudas, votaciones o consensos.
Asimismo, como decía antes, trabajar con animales es complejo. Su salud física y mental, su comportamiento y su bienestar dependen de mil factores y se manifiestan de mil formas diferentes. Normalmente hay una gran disparidad de opiniones con respecto a cada situación entre los miembros del equipo, y llegar a un consenso suele resultar complicado, más aún teniendo en cuenta que probablemente las áreas de especialización, la experiencia y lo que ha percibido cada uno de ellos pueden diferir notablemente.
Por todo ello, considero que es indispensable para que el equipo funcione bien, que disponga de un líder designado que cuente con la formación y la experiencia necesarias para tomar la decisión final en cada caso. Sobra decir que la figura del líder debe estar presente, para evaluar a los animales, su entorno, sus rutinas y el manejo que se lleva a cabo con ellos, así como la forma de trabajar de los integrantes de su equipo. Sólo así, teniendo una idea global de todo lo que sucede bajo su responsabilidad, será capaz de tomar decisiones coherentes y bien fundamentadas, tanto en lo que respecta a los animales como en lo que respecta al grupo humano al que lidera.
Y eso no significa que el líder no escuche ideas, propuestas y opiniones, faltaría más. El punto de vista de todos y cada uno de los trabajadores, que depende de sus conocimientos, su experiencia y su evaluación personal del tema que se esté tratando (puede haberlo visto o no, puede haber percibido algo en las últimas semanas, puede haber encontrado una pista determinante, etcétera), es información valiosísima que el líder del equipo debería escuchar con atención y poner en tela de juicio a la hora de tomar una decisión al respecto.
En este sentido, considero que las reuniones periódicas son indispensables para garantizar la transparencia y la buena comunicación entre los miembros del equipo, incluido el líder del mismo. De esta forma, todos sabrán qué se debe y qué no se debe hacer, y más importante, porqué se ha decidido hacerlo así y no de otra forma, por si no funcionara y hubiera que cambiar de estrategia. De lo contrario, cada individuo irá por su cuenta y hará lo que considere más oportuno, de forma que el rumbo de trabajo será impreciso, confundiendo a los animales, dificultando el control de sus rutinas diarias y, en definitiva, empeorando sustancialmente su calidad de vida.
4. Espíritu crítico e inconformista
Es evidente que tener un carácter crítico e inconformista depende del individuo; cada uno es como es, y es difícil cambiar a una persona con un carácter determinado. Pero el equipo, en su conjunto, sí debe serlo, y eso debe manifestarse en la forma en la que trabaja con los animales.
El equipo debería ser capaz de analizarse a sí mismo y buscar fallas en su sistema de trabajo. Como es lógico, la responsabilidad última de esto recae en el líder del conjunto. Si la persona al mando tiene poca capacidad analítica, o una escasa voluntad de mejora, es imposible que el equipo busque formas de hacer mejor su trabajo. No obstante, las personas que no están a la cabeza también deberían tener esa misma motivación. ¿O es que acaso no queremos lo mejor para los animales?
En mi opinión (creo que es una realidad obvia, más que una opinión), la cautividad siempre restringe las libertades de los animales. Es una cualidad intrínseca al cautiverio. Así pues, y especialmente cuando trabajamos con fauna salvaje, nunca llegaremos a un steady state en que los animales gocen de bienestar pleno de forma indefinida. Es completamente imposible.
Así que, como cuidadores, veterinarios, entrenadores o cualquier otra profesión vinculada al cuidado y al bienestar de animales en cautividad, siempre tendremos margen de mejora. Y al menos yo, trato de buscarlo incluso cuando me parece difícil encontrarlo. A eso me refiero cuando hablo de inconformismo: no hay que esperar a que los animales muestren signos de malestar para seguir trabajando en mejorar su bienestar. Ese debería ser el espíritu del equipo de trabajo con fauna ideal, bajo mi criterio personal.
Este es un tema que me resulta particularmente interesante, porque como digo, hasta la fecha no he sido capaz de encontrar un equipo medianamente grande que trabaje bajo estas premisas y, para mí, es algo indispensable para alcanzar la excelencia en el cuidado animal. ¿Eres o has sido profesional del sector? ¿Qué opinas al respecto? ¿Qué experiencias has tenido? ¡Cuéntame tu punto abajo en los comentario y nos leemos en el siguiente!
Roger Valls Martínez
No soy profesional, y como cuidadora única de 8 agapornis, no tengo con quien analizar o discutir..🤭 Pero creo que todo lo que dices es súper importante, porque trabajo con personas (o para personas), y la repercusión de las malas decisiones, la falta de coordinación y organización, un mal o ausente liderazgo, influyen mucho en el resultado de la atención que esas personas reciben... Y también en el bienestar de lxs que trabajamos..