Breve Guía de Limpieza y Desinfección en el Cuidado de Fauna
- Roger Valls Martínez

- 20 nov
- 8 Min. de lectura
Con los años me he dado cuenta de que la higiene y la bioseguridad en general es uno de los talones de Aquiles de prácticamente todos los centros de fauna, desde centros de rescate o santuarios, hasta zoológicos o colecciones privadas. Lo mismo sucede en los hogares particulares, en los que —aunque los riesgos son menores— suele manejarse de forma aun más inadecuada. En esta entrada quiero dar unas pequeñas claves y pautas al respecto, para sentar las bases de conocimiento sobre las que debería fundamentarse un buen plan de higiene y desinfección que mantenga seguros a nuestros animales y a nosotros mismos.
La Importancia de tener un Buen Plan
Y es que nunca pasa nada. Hasta que pasa. Y luego vienen las lamentaciones, los cambios urgentes y los parches que no sirven para nada pero pretenden tapar negligencias de manejo que han durado años. Esto es el pan de cada día en muchos entornos profesionales en los que se trabaja con fauna en cautividad. Y es una lástima, porque si planificáramos el plan de bioseguridad correctamente desde un inicio, nos ahorraríamos una buena cantidad de dinero en medicina veterinaria y una todavía mayor cantidad de disgustos. Lo que sucede con estas cosas, como digo, es que nunca pasa nada hasta que pasa.
Parte fundamental del plan de bioseguridad es la limpieza y desinfección de superficies, ya sean del propio recinto de los animales o de las áreas de preparación de alimentos, quirófanos veterinarios o cualquier otra parte de las instalaciones (cuando hablo de instalaciones me refiero también al ámbito doméstico, que lo mismo aplica en centros de fauna como a hogares que conviven con animales). Y tiene un impacto determinante en el bienestar, pero sobre todo en la salud y, por tanto, en la longevidad de los individuos. Yo mismo he podido ver cómo la aplicación de cambios en los protocolos de bioseguridad de algún centro que alberga fauna, reduce la mortalidad anual de un 25% a un 10%. ¡En sólo un año!
Aun así, son procesos que con frecuencia se realizan de manera incorrecta, ya sea por desconocimiento, falta de formación o exceso de confianza en ciertos productos (o por simple desinterés, ¡qué se yo!). Por eso, entender cómo y por qué funciona cada paso es esencial para prevenir enfermedades, proteger a los animales y también garantizar un entorno seguro para las personas que trabajan con ellos.
Vamos pues a repasar los puntos clave que determinan el éxito de la limpieza y desinfección, así como los errores más comunes y cómo evitarlos. Quiero hacer una guía rápida y sencilla de leer; sin enrollarme mucho y directa al grano. Vamos allá.
0. Limpieza y Desinfección. ¿Qué son?
En el contexto de instalaciones o recintos con animales, los términos limpieza y desinfección tienen significados distintos pero complementarios dentro de cualquier protocolo de bioseguridad:
Limpieza: La limpieza es el proceso inicial destinado a eliminar la suciedad visible, incluidos restos de materia orgánica como heces, orina, comida, plumas, saliva, polvo o cualquier otro residuo presente en superficies, utensilios o recintos. Este paso se realiza normalmente con agua, detergentes o agentes físicos (raspado, cepillado) y su función principal es reducir la carga microbiana en un 90% aproximadamente, además de permitir que los desinfectantes funcionen correctamente. La limpieza no destruye microorganismos por sí misma, pero elimina buena parte de ellos y es indispensable porque la materia orgánica puede contenerlos, protegerlos o incluso inactivar ciertos productos (por ejemplo, la lejía).
Desinfección: La desinfección es el proceso que se realiza después de la limpieza y tiene como objetivo inactivar o destruir la mayoría de microorganismos patógenos presentes en las superficies ya limpias. Se lleva a cabo mediante productos químicos (desinfectantes) o agentes físicos (como altas temperaturas), aplicados siguiendo concentraciones y tiempos de contacto específicos. La desinfección no garantiza la eliminación total de todos los microorganismos, pero reduce la carga microbiana a niveles seguros y es esencial para prevenir la transmisión de enfermedades en instalaciones con animales.

1. Conocer al Enemigo. ¿Qué Microorganismos queremos Eliminar?
No todos los patógenos son igual de sensibles a todos los desinfectantes. En términos generales:
Bacterias comunes, hongos y virus envueltos suelen eliminarse con la mayoría de productos desinfectantes. P. ej.: Salmonella enterica, Aspergillus spp., Virus de la Rabia.
Virus no envueltos, esporas bacterianas son mucho más resistentes y requieren productos específicos, concentraciones mayores o tiempos de contacto más largos. P. ej.: Parvovirus canino, Clostridium difficile.
Parásitos que no se eliminan fácilmente con los desinfectantes habituales y precisan protocolos especializados. P. ej.: Toxoplasma gondii, Giardia duodenalis.
Por eso, antes de elegir un producto hay que establecer los objetivos de nuestro protocolo: ¿para qué zonas y superficies? ¿Qué patógenos potenciales queremos eliminar? Después, hemos de revisar qué microorganismos cubre cada producto desinfectante según su etiqueta registrada, y nunca asumir que “vale para todo”.
2. Elegir el Producto Adecuado y Utilizarlo Correctamente
Existen numerosos tipos de desinfectantes, cada uno con composiciones, usos e indicaciones distintas. Su eficacia depende de varios factores:
Ingrediente activo: Cada sustancia tiene un espectro diferente. Hipoclorito (lejía), amonios cuaternarios, peróxidos, alcoholes… Cada uno funciona mejor para ciertos microorganismos y situaciones.
Concentración: Los productos están testados para actuar a una concentración concreta. Usar menos concentración reduce la eficacia; usar más puede ser tóxico o dañar superficies.
Tiempo de contacto: Un error muy común es aplicar el desinfectante y retirarlo demasiado pronto. La mayoría necesita mínimo 10 minutos de contacto continuo sobre la superficie, que debe permanecer visiblemente húmeda durante todo ese tiempo.
Estabilidad del producto: Algunos desinfectantes se degradan rápidamente tras su preparación, especialmente la lejía. Se deben usar soluciones frescas, comprobar fechas de caducidad y almacenar los productos en lugares frescos y oscuros.

3. ¿Se está haciendo la Limpieza previa Correctamente?
La limpieza y desinfección son dos pasos, no uno (en realidad hay un tercer paso, ahora lo verás):
Limpieza: eliminar materia orgánica como heces, restos de comida, sangre, barro… Esta fase es crítica, ya que la materia orgánica protege a los microorganismos y además inactiva muchos desinfectantes, especialmente el hipoclorito.
Desinfección: aplicar el producto para destruir los patógenos restantes.
Secado: Por último, se suma una última etapa fundamental para la seguridad de los animales. El secado consiste en retirar cualquier resto de producto desinfectante de las superficies antes de ser utilizadas, de modo que no suponga ningún riesgo para los animales. Esto debe hacerse en cualquier superficie con la que los animales puedan entrar en contacto ya sea de forma directa o indirecta (alimento, materiales de lecho, enriquecimiento ambiental…). Puede hacerse de forma mecánica (trapos, toallas) o por ventilación natural o forzada.
Realizar solo la segunda parte no sirve de nada si la superficie no ha sido limpiada adecuadamente. Y realizar las dos primeras sin dejar secar puede ser incluso peor, y ser el propio protocolo de limpieza y desinfección el que pone a los animales en peligro directo. ¡Mucho ojo!
Las efectividades de cada etapa a la hora de reducir la carga microbiana de las superficies ponen de manifiesto cuán importante es la limpieza. Mira:
La limpieza por sí sola puede reducir la carga microbiana en un 90 %.
La Limpieza + Desinfección bien hechas pueden reducirla hasta en un 96 %.
4. Factores Ambientales que pueden Arruinar la Desinfección
Incluso con un producto adecuado, la eficacia puede verse afectada por el entorno que se está desinfectando:
Materia orgánica: El principal factor de fallo. Siempre limpiar antes.
Tipo de superficie:
Las superficies lisas y no porosas (metal, vidrio, plástico) se desinfectan con facilidad.
Las superficies porosas, irregulares o con grietas (madera, cemento, bisagras, cuerdas) atrapan microorganismos y requieren más trabajo o productos o métodos de aplicación específicos.
Temperatura: La mayoría de desinfectantes funcionan mejor por encima de 20ºC, pero temperaturas muy altas pueden degradarlos o acelerar su evaporación. Por ejemplo, los amonios cuaternarios no son tan efectivos a 10ºC como a 20ºC. Por contra, la lejía, que es muy volátil, se evaporará en un instante si la aplicamos en superficies muy calientes y no será efectiva.
Dureza del agua y pH: El agua con muchos minerales puede inactivar o reducir la eficacia de algunos productos. Sucede lo mismo con el pH, tanto de la propia agua (aguas muy duras son muy alcalinas, es decir, tienen un pH muy elevado) como de lo que se limpia (la orina o alimento fermentado tiene un pH muy ácido). Vale la pena comprobar la dureza del agua o usar agua filtrada cuando sea necesario, y asegurarse de desinfectar en ausencia de productos que alteren el pH del medio.
Presencia de detergentes o jabones: Muchos desinfectantes —como la lejía— se inactivan si quedan restos de jabón tras la limpieza, principalmene debido a la alcalinidad de este. Siempre se debe enjuagar bien antes de aplicar el desinfectante.
5. No Olvidarse de las Herramientas de Limpieza
Cepillos, escobas, cubos, mopas y cualquier utensilio utilizado durante el proceso debe limpiarse y desinfectarse también. De lo contrario, se convierten en vectores de contaminación.
Además, las soluciones sobrantes deben eliminarse o almacenarse según indica la etiqueta del producto, no de cualquier manera.
6. Seguridad para Personas y Animales
Todos los productos de limpieza y desinfección implican riesgos tanto para animales como para personas. Para trabajar con seguridad:
Utilizar EPI adecuados: guantes, gafas, mascarilla si hay vapores irritantes.
Ventilar bien las áreas.
Mantener los productos fuera del alcance de los animales.
Evitar usar desinfectantes fuertes en comederos o bebederos en los que puedan dejar residuos tóxicos.
Consultar siempre las fichas de seguridad y aplicar productos siguiendo las indicaciones de cada uno.
Evitar mezclar productos incompatibles (por ejemplo, lejía con amoníaco).

7. Bioseguridad en el Día a Día
Un programa de limpieza y desinfección eficaz forma parte de un sistema más amplio de bioseguridad, que incluye:
Formación continua del personal.
Uso correcto de ropa de trabajo y calzado dedicado.
Control de accesos.
Gestión adecuada de residuos.
Protocolos de aislamiento para animales enfermos o recién ingresados.
Consulta y/o comunicación inmediata en caso de sospecha de enfermedades.
Esto debe aplicarse de forma proporcionada, de acuerdo al tipo de instalación (profesional o doméstica), al número y diversidad de animales mantenidos y a las características de la instalación, como es lógico. No podemos estar vistiendo EPI diseñados para un escenario de catástrofe nuclear en nuestra propia casa. Si así fuera, quizás deberíamos revisar qué productos estamos utilizando y cómo lo estamos haciendo, porque es probable que haya alternativas menos disparatadas. Como digo, hay que evaluar caso por caso y adaptar el protocolo de forma proporcional al riesgo que entraña cada situación.

Espero que esta breve guía de limpieza y desinfección para instalaciones de cuidado animal te haya sido útil. Te dejo más abajo una pequeña infografía en formato PDF para que la tengas siempre contigo y puedas chequear si todo lo que estás haciendo en este aspecto con tus animales tiene todo el sentido o podría hacerse mejor. ¡Espero que te ayude!
Agradeceré mucho cualquier comentario, sugerencia o duda que puedas dejarme en la sección pertinente más abajo. Y como siempre, ¡nos leemos en la próxima!
Roger Valls Martínez
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BIBLIOGRAFÍA
Centre for Food Security and Public Health. (2025, octubre 30). Infection control and prevention. Iowa State University. https://www.cfsph.iastate.edu/infection-control/
Miller, E. A., & Schlieps, J. (Eds.). (2021). Standards for wildlife rehabilitation. National Wildlife Rehabilitators Association. Bloomington, MN.
Smith‑Blackmore, M. (2025, octubre). Cleaning, disinfection, and sanitation in shelter medicine. In M. Smith‑Blackmore (Ed.), MSD Veterinary Manual – Special Subjects: Shelter Medicine. Merck & Co., Inc. https://www.msdvetmanual.com/special-subjects/shelter-medicine/cleaning-disinfection-and-sanitation-in-shelter-medicine







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