El proceso de preparación para liberar ciertos animales a la vida silvestre puede ser muy largo, llegando incluso a involucrar varios años en algunas especies. Suele ser el caso de los monos aulladores, los cuales llegan a los centros de rescate a menudo huérfanos y con entre unos pocos meses y el año de edad. Evaluar el comportamiento de estos animales en un proceso tan largo como el que les toca atravesar es fundamental para entender si progresan en la dirección que deberían.
Rehabilitación de monos aulladores
La rehabilitación de fauna silvestre para la reintroducción en el entorno natural es un proceso complejo cuyo éxito depende de múltiples factores, y en este sentido, el trabajo realizado en cautiverio para preparar a los animales para su supervivencia en la vida salvaje es crucial. Esto es particularmente decisivo para especies sociales y conductualmente complejas, especialmente cuando se trata de individuos criados desde sus primeras etapas de vida en cautividad (Drews, 2002). En estos casos, el ambiente proporcionado bajo el cuidado humano influye en gran medida en su comportamiento y aprendizaje a medida que maduran y se preparan para su futura liberación.
El mono aullador de manto (Alouatta palliata) es una especie que, además, y como la inmensa mayoría de primates, tiene una infancia muy prolongada y, por tanto, clave para su desarrollo físico y mental. Esto es algo determinante durante la crianza de monos huérfanos para liberación, como es el caso de la inmensa mayoría de los que llegan a los centros de rescate de Costa Rica, como Wild Sun Rescue, en el que trabajo actualmente.
De acuerdo con Balcells y Veà Baró (2009), la infancia de los monos de esta especie dura alrededor de 14 meses, en los que son totalmente dependientes de la madre tanto para desplazarse como para alimentarse, puesto que son amamantados incluso hasta más adelante. De los 15 a los 29 meses pueden considerarse juveniles, los cuales siguen siendo amamantados al principio mientras la madre descansa para finalmente ser destetados, aunque van aprendiendo progresivamente a consumir alimento sólido. Los juveniles ya son independientes de la madre para desplazarse de un lugar a otro, aunque siguen muy vinculados a ella en todo momento, especialmente durante el descanso. Tras aproximadamente los 29 meses de edad y hasta los 35 las hembras o 48 los machos, se muestran totalmente independientes de sus madres. El manto característico de la especie, así como los órganos sexuales empiezan a hacerse visibles, y los machos empiezan a volverse más huraños y a aullar. A partir de entonces, las hembras tienen su primer estro en lo que ya se considera la adultez (alrededor de los 3 años de edad), empiezan las cópulas y, en el caso de los machos, se vuelven solitarios o incrementan los comportamientos de amenaza y lucha con otros machos.
Con este periodo tan largo hasta alcanzar la adultez, se hace evidente la importancia de las prácticas de manejo llevadas a cabo durante el mismo para el apropiado desempeño posterior. Durante las fases más tempranas de la crianza, el contacto madre-cría es crucial para el desarrollo de habilidades sociales (Harlow y Suomi 1971). Por ello, es importante proporcionar a la cría huérfana una "madre sustituta" para evitar la impronta con los seres humanos y promover el reflejo de agarre. En este caso, un juguete de tela (es decir, un oso de peluche o similar) puede ser útil.
Sin embargo, pronto las necesidades de desarrollo social de estos monos se tornan más exigentes, requiriendo del aprendizaje e interacción por parte de otros individuos de la misma especie. Por eso, tan pronto como los bebés son capaces de alimentarse por sí mismos, la integración social con otros congéneres de edad compatible es fundamental.
A lo largo de todo el proceso de rehabilitación hasta la sub-adultez o adultez (2,5-3,5 años de edad), que es el momento de liberar a estos animales, es necesario implementar una serie de modificaciones progresivas en su ambiente en cautividad (además de los que he mencionado en el párrafo anterior) para que adquieran las características y habilidades necesarias en términos tanto físicos como mentales y conductuales, para establecerse exitosamente en vida libre.
Etología básica de la especie
A lo largo del proceso de preparación para la liberación, que para los monos aulladores huérfanos suele durar entre dos y casi tres años, se debe prestar especial atención a la evolución de su comportamiento. Esto es esencial tanto para el monitoreo del proceso de rehabilitación como para aprender y establecer las mejores prácticas en la rehabilitación de estos animales (Llorente, 2019). El estudio del comportamiento es una herramienta fundamental, a través de la cual el equipo de rehabilitación puede recopilar datos conductuales que, una vez analizados adecuadamente, proporcionarán información valiosísima.
Una parte crucial del proceso de rehabilitación de fauna silvestre es asegurar que los animales tengan una preparación psicológica y conductual adecuada para adaptarse a la vida salvaje. Esto implica, entre otras cosas, garantizar que los animales aprendan y asimilen los patrones de comportamiento y comportamientos específicos utilizados por sus congéneres salvajes para sobrevivir y prosperar en la naturaleza. Para lograr esto, es esencial primero comprender la etología básica de la especie en su hábitat natural, tanto mediante observación directa como estudiando la literatura existente sobre el tema.
A continuación se presenta una recopilación de los datos etológicos y posturales más relevantes, así como del uso del hábitat, para el mono aullador de manto:
Alimentación:
Los monos aulladores se alimentan principalmente de hojas. Pero, aunque tienen hábitos marcadamente folívoros (Baum, 2005) combinan la ingesta de hojas con otros recursos alimenticios en su hábitat natural, especialmente frutas maduras y no maduras (Kowalewski et al., 2015). Es muy importante para su liberación exitosa que sean capaces de identificar y utilizar adecuadamente su fuente principal de nutrientes en la naturaleza. Las hojas de especies nativas en su forma natural deben ser también su principal fuente de alimento durante el proceso de rehabilitación, y es importante evaluar la proporción del tiempo de alimentación que dedican a comer hojas. En estado silvestre, en términos globales, la alimentación les ocupa entorno al 10-13 % de su actividad durante las horas de luz (Mendel, 1976; Muñoz et al., 2001).
En monos aulladores (Alouatta spp.), uno de los comportamientos posturales más característicos relacionados con la alimentación se conoce como alimentación suspensoria o alimentación en suspensión (Hunt, 2022; Mendel, 1976; obs. pers.), que implica el uso de su cola (y ocasionalmente de sus extremidades posteriores) como soporte para alimentarse en suspensión mientras están colgados boca abajo, usando sus manos únicamente para comer.
Se alimentan preferiblemente en las partes superiores de los árboles (85% de las observaciones), particularmente en las secciones más alejadas del tronco (71% de las observaciones). Además, suele ser desde ramas de pequeño diámetro (<5 cm), y en el caso de la alimentación suspensoria, las evidencias confirman que ocurre exclusivamente desde ramas con un diámetro <5 cm (Mendel, 1976).
Locomoción:
Puede ocuparles entre el 10 y el 24 % de su actividad diaria (Muñoz et al., 2001; Mendel, 1976). En las áreas de dosel que frecuentan, los monos aulladores de manto tienden a moverse principalmente utilizando soportes de diámetro pequeño (50% de las observaciones) y mediano (33% de las observaciones) diámetro, aunque los porcentajes pueden ser aún más favorables hacia las ramas pequeñas para los movimientos diarios de corto alcance, ya que el estudio de Mendel (1976) también consideraba los desplazamientos de tropa.
Las formas de locomoción que más utilizan son caminar (70% del tiempo), seguidas de trepar, descender y saltar (18% del tiempo combinado), en muchos casos valiéndose de la cola prénsil como sujeción de seguridad (Mendel, 1976).
Descanso:
Debido a su estrategia alimenticia, que no les requiere de grandes esfuerzos ni tampoco les reporta grandes ingestas calóricas, el porcentaje de tiempo que estos monos se pasan descansando durante el día es muy alto (Kowalewski, 2015, obs. pers.). Esta afirmación es consistente con los datos obtenidos por Mendel (1976) y Muñoz et al. (2001), según los cuales el mono aullador de manto puede pasar entre el 61 y el 75 % del tiempo descansando durante el día.
Al igual que con otras categorías de comportamiento, el descanso ocurre principalmente en el tercio superior del árbol (75% de las observaciones), especialmente en las áreas más externas (45% de las observaciones) (Mendel, 1976). Las posturas de descanso más comúnmente adoptadas son sentados (65% de las observaciones) y acostados (25% de las observaciones), la mayoría de las veces sobre ramas de pequeño diámetro (Mendel, 1976).
Un punto importante en este sentido es el uso de la cola como ancla para evitar caídas peligrosas mientras duermen sobre soportes tan pequeños. Mendel (1976) argumenta que sería prácticamente imposible para estos animales descansar en sus lugares habituales (especialmente de noche) sin utilizar sus colas prensiles como sistema de seguridad, tanto en términos de riesgo como de consumo de energía para mantener la postura apropiada.
Conducta social:
El mono aullador de manto es una especie de primate social con dispersión bisexual, lo que significa que tanto machos como hembras abandonar su tropa natal para formar parte de su propia tropa en la adultez. Además, esta especie vive en grupos mixtos con un bajo ratio de machos a hembras, motivo por el cual los machos suelen pasar largos períodos de sus vidas como individuos solitarios, puesto que no todos cuentan con “plazas disponibles” en las tropas de la zona que ocupan.
Se trata de una especie que muestra una baja frecuencia de comportamientos sociales, si consideramos como tales aquellos puramente explícitos, como el allogrooming, el juego, la cópula o la agresión. Esto se explica como parte de la estrategia de reducción del consumo energético que sigue esta especie. En este sentido, Oliveira y Ades (1998) relatan que Alouatta fusca clamitans ocupa menos del 5% de su actividad diaria en comportamientos sociales explícitos. En consonancia con lo anterior, Mendel (1976) reporta una prevalencia de conductas de tipo social (juego, agresión, allogrooming, cópula y vocalización) de entre el 2 y el 8 % del tiempo diario, destacando un 7% de vocalización en machos adultos.
Sin embargo, al margen de las exhibiciones y los comportamientos claramente interactivos, los monos aulladores se comunican y organizan su comportamiento como miembros de un grupo mediante señales indirectas, como acercamientos y retiradas, y episodios de seguimiento y agrupamientos. Y también lo hacen, tanto dentro de la misma tropa como con tropas ajenas a través de vocalizaciones, algunas de ellas tan sonoras como el famoso aullido (o howling), que puede ser escuchado hasta a 5 km de distancia.
Uso de Soportes y Espacio:
Los monos aulladores son primates marcadamente arbóreos (Ponce, 2018, obs. pers.). En la naturaleza, no utilizan el suelo como soporte para ninguna de sus actividades, excepto para desplazarse en casos de extrema necesidad o motivación para ello (Serio-Silva et al., 2019). También ocupan casi exclusivamente los dos tercios superiores de los árboles (95% del tiempo), independientemente de la altura de los mismos.
Como indicaba anteriormente, en la naturaleza, muestran preferencia por las partes altas de los árboles (75% del tiempo), así como por las áreas más externas, las más alejadas del tronco (57% del tiempo) (Mendel, 1976). También tienden a ocupar ramas de pequeño y mediano diámetro, <15 cm (80% del tiempo) para descansar, moverse y alimentarse, ya que utilizan su cola como ancla para sostenerse mientras descansan o se mueven, así como cuando se alimentan en suspensión.
Análisis del comportamiento como herramienta de mejora
Tener en cuenta la etología de la especie es fundamental cuando se trabaja en rehabilitación de fauna silvestre, en especial cuando el objetivo final es la liberación de los especímenes. Entender la conducta, en este caso de los monos aulladores, nos ayuda a los profesionales que trabajamos con ellos a identificar cuáles son las habilidades y comportamientos clave que debemos fomentar en ellos hasta el momento de su suelta.
En paralelo, y un poco como consecuencia de ello, evaluar el comportamiento de los animales es una parte del proceso tan importante como la anterior. Y es que si no sabemos cómo se están comportando los animales en cada momento del proceso de rehabilitación, jamás seremos capaces de entender los patrones de comportamiento, ni de comprobar cuáles son las mejoras prácticas de manejo para con los animales de cara a su preparación.
Entender la etología de la especie es importante (¡y es de lo que he hablado en la entrada de hoy!), pero utilizar el análisis del comportamiento para evaluar el proceso de rehabilitación y ser capaces de mejorar nuestro manejo del mismo es igual de esencial.
A este último tema me gustaría dedicarle una entrada completa, puesto que es un asunto que considero tan complejo como fundamental, y es algo que está cubriendo una parte importante de mi ocupación profesional actualmente con estos animales.
No quiero extenderme más, así que como siempre te animo a dejar tus comentarios abajo para que podamos conversar y debatir sobre este tema. Muchas gracias por leerme una vez más, ¡nos vemos en la próxima!
Roger Valls Martínez
Referencias
Baum, Jeffrey A. (2005). "Foraging Behaviors of Alouatta palliata, Mantled Howling Monkeys." Nebraska Anthropologist, 1.
Balcells, Cristina & Veà Baró, Joaquim. (2009). Developmental Stages in the Howler Monkey, Subspecies Alouatta Palliata Mexicana: A New Classification Using Age-Sex Categories. Neotropical Primates, 16, 1-8. doi: 10.1896/044.016.0101.
Drews, C. (2002). Rescate de fauna en el neotrópico: Iniciativas y perspectivas. Heredia, Costa Rica: EUNA.
Hunt, K.D. et al. (1996). 'Standardized descriptions of primate locomotor and postural modes.' Primates, 37(4), 363–387. doi: 10.1007/bf02381373.
Kowalewski, M.M. et al. (2015). Howler monkeys: Behavior, ecology, and conservation. New York: Springer.
Llorente, M. (2019). Primates: Biología, comportamiento y evolución. Barcelona: Lynx Edicions en colaboración con IPRIM.
Mendel, F. (1976). 'Postural and locomotor behavior of Alouatta palliata on various substrates.' Folia Primatologica, 26(1), 36–53. doi: 10.1159/000155728.
Muñoz, David & García del Valle, Yasminda & Franco, Berenice & Estrada, Alejandro & Alejandro, Miguel. (2001). Presupuestos de tiempo en una tropa de monos aulladores (Alouatta palliata) en el parque Yumká, Tabasco, México. Universidad y Ciencia, ISSN 0186-2979, Vol. 17, Nº. 34, 113-123.
Ponce, B. (2018). Preparing The Yucatan Black Howler Monkey for Its Return to The Wild: An Assessment of Wildtracks’ Approach to Rehabilitation and Reintroduction. Thesis.
Serio-Silva, J.C. et al. (2019). 'Terrestrial locomotion and other adaptive behaviors in howler monkeys (Alouatta Pigra) living in forest fragments.' Movement Ecology of Neotropical Forest Mammals, 125–140. doi: 10.1007/978-3-030-03463-4_9.
Suomi, Stephen & Harlow, Harry. (1972). Social rehabilitation of isolate reared monkeys. Developmental Psychology, 6, 487-496. doi: 10.1037/h0032545.
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