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  • Foto del escritorRoger Valls Martínez

La lapa verde, una especie críticamente amenazada

Guacamayo ambiguo, guacamayo verde mayor, guacamaya verde o lapa verde son algunos de los nombres comunes que designan al Ara ambiguus, una ave espectacular en todos los aspectos que, por desgracia, se encuentra en grave peligro de extinción.



Un animal impresionante


Dado que es en Costa Rica donde he podido observar a estas aves en libertad, en esta entrada me voy a referir a ellas con el nombre que utilizan en el país tico: Lapa verde. Se trata de la tercera especie de guacamayo de mayor porte (85-90 cm, con 1200-1450g de peso), solamente por detrás del guacamayo jacinto (Anodorhynchus hyacinthinus), y del guacamayo de alas verdes (Ara chloropterus), con el que comparte género.



Lapa verde en Manzanillo (Costa Rica). - Fotografía de Noelia Sánchez.


A simple vista, su aspecto es similar al del guacamayo militar (Ara militaris), aunque su tamaño es notablemente mayor (la longitud del A. militaris es de 70-71 cm, con 900-1150 g de peso aproximadamente) y su plumaje, pese a ser también verde, tiene tonalidades más amarillentas que las del militar. Además, dispone de un pico más voluminoso en relación al tamaño del cráneo y su parche y las líneas faciales tienden a tener colores rojizos, de los que el A. militaris normalmente carece.


Existen 2 subespecies de lapa verde, la nominal (A. a. ambiguus), que ocupa el territorio de América Central (de Honduras hasta el norte de Colombia) y, por tanto, la que observé en mi viaje a Costa Rica, y la ecuatoriana (A. a. guayaquilensis).


Son animales extremadamente gregarios, como la inmensa mayoría de psitácidas, moviéndose comúnmente en pequeños grupos familiares y congregándose, en ocasiones, en bandadas más numerosas para alimentarse. Se alimentan generalmente de semillas grandes y con cáscara muy dura, como las del almendro de montaña (Dipteryx panamensis) o las de la "olla de mono" (Lecythis costaricensis), como suelen llamarla en Costa Rica. Además de semillas, también consumen otro material vegetal, como algunos frutos, hojas y brotes, pero constituyen una parte menor de su dieta.


La lapa verde ocupa un tipo de hábitat de selva húmeda, desde el nivel del mar hasta los 1000-1500 m aproximadamente. En Costa Rica frecuentan áreas cercanas a la costa durante buena parte del año, moviéndose aparentemente en busca de alimento abundante (en especial de almendra de montaña). Es común que en temporada seca (de Diciembre a Abril) se desplacen ligeramente hacia el interior para reproducirse.



Su situación es crítica


A lo largo de esta última década se han realizado numerosos trabajos de conteo a lo largo y ancho del rango de distribución de la especie para determinar con exactitud la magnitud del problema. Y, ciertamente, los datos son devastadores, pues se estima que el tamaño de su población adulta es sólo de entre 500 y 1.000 individuos, desde Honduras hasta Colombia (A. a. ambiguus) y en Ecuador (A. a. guayaquilensis).


Las principales amenazas para esta especie han sido tradicionalmente la pérdida del hábitat y la captura para el comercio de aves, aunque esto último ha ido perdiendo importancia en las últimas décadas, en los que la regulación y el control se han vuelto más estrictos, y se ha extendido la cría de la especie (y de otras similares) en cautividad.


Sin embargo, la pérdida del hábitat sigue siendo un enorme problema para la lapa verde a día de hoy, ya que cuentan con escasísimos individuos en sus poblaciones silvestres y la regeneración de su hábitat es necesariamente lenta. Así, esta especie se encuentra en una encrucijada, pues son pocos y no disponen de un hábitat que favorezca el éxito reproductivo, con lo cual, la tendencia poblacional se considera decreciente actualmente (tras la última evaluación en agosto de 2020 por parte de la IUCN).



Grupo familiar de lapas verdes surcando los cielos del Caribe sur de Costa Rica. - Fotografía de Noelia Sánchez.


Las cavidades son la clave


Algunas especies son más vulnerables que otras frente a los cambios de hábitat, pues son menos adaptables, o su supervivencia o reproducción están fuertemente vinculadas a determinados recursos que el propio hábitat provee. Este es el caso de la lapa verde, la cual anida una vez al año en las cavidades grandes y profundas que se originan de forma natural en los troncos de árboles de gran tamaño, como es el caso del almendro de montaña (del que, por cierto, también depende su alimentación, como ya he comentado).


Evidentemente, la disponibilidad de cavidades como las descritas es fundamental para la reproducción y, por tanto, para la supervivencia como especie del Ara ambiguus. Sin embargo, no es sólo la cantidad, sino también la calidad lo que importa a este respecto. No todas las cavidades son iguales: unas son más profundas, mientras que otras no lo son tanto, unas se encuentran a mayor altura que otras, y la conectividad con el arbolado circundante no es la misma en todos los casos. Estos tres parámetros (profundidad, altura de la entrada y conectividad con el dosel) parecen ser importantes en la determinación de la calidad de una oquedad como potencial nido para guacamayos. Los mejores nidos sufren menores tasas de depredación y parasitismo, y padecen menos el efecto de las inclemencias meteorológicas, entre otras eventualidades.


¿Qué sucede a raíz de la deforestación masiva que se experimentó en América Central desde mediados del siglo pasado? Pues básicamente, que buena parte del bosque primario fue arrasado, incluyendo los árboles más altos y viejos, que son los que ofrecían las mejores oportunidades de anidación a la lapa verde, con una gran diversidad de oquedades secundarias de gran diámetro y profundidad.


Así, al reducirse drásticamente la cantidad de cavidades disponibles, la lapa verde ha visto disminuidas sus oportunidades de anidación. Esto implica dos problemas que van de la mano:


  • La reducción de la cantidad de cavidades disponibles hace que incremente la competencia intraespecífica (y también interespecífica, por ejemplo, con el Ara macao) y, con ello, disminuya la cantidad de intentos de anidación ("breeding attempts") que tienen lugar anualmente. Es decir, la proporción de individuos reproductores intentando reproducirse es menor al cabo del año, limitada por la cantidad de oquedades disponibles.

  • La baja disponibilidad hace que algunas lapas que no puedan optar a oquedades de buena calidad, se arriesguen a utilizar oquedades de menor calidad para intentar reproducirse. Esto se traduce en mayores riesgos para los adultos y, sobre todo, en tasas de éxito reproductivo reducidas, lo que significa que la cantidad promedio de individuos emancipados por cada intento reproductivo es baja (se reportaron 1,34 crías emancipadas por cada "breeding attempt" en 2020, en el norte de Costa Rica).



En temporada seca las confrontaciones son más frecuentes, pues la competencia por las oportunidades reproductivas se intensifica. - Fotografía de Noelia Sánchez.


Todo ello da lugar a una tasa de crecimiento poblacional prácticamente nula o incluso negativa en muchas áreas, lo cual es especialmente preocupante en poblaciones pequeñas y aisladas, como es la del A. a. guayaquilensis en Ecuador, compuesta por aproximadamente 50-70 individuos, de los cuales 35-50 serían adultos (datos de 2020).



A grandes males, grandes remedios


Conociendo el contexto en el que se encuentra la especie, es pertinente mencionar en qué dirección deberíamos mover ficha para contribuir a su preservación. Son tres las principales líneas de acción en las que debería centrarse el trabajo de conservación del Ara ambiguus y, de hecho, ya se están volcando importantes esfuerzos en ellas por parte de algunas personas y organizaciones:


  1. Estudio del éxito reproductivo y caracterización de las cavidades de alta calidad: Los investigadores están llevando a cabo en los últimos años algunos estudios para entender mejor cuáles son los factores que contribuyen al éxito reproductivo de la lapa verde. La caracterización de los nidos es importante, pues aquellos que reportan mejores índices reproductivos son los que, presumiblemente, cuentan con unas características más favorables para la reproducción de la especie. Este conocimiento sirve para enfocar mejor los esfuerzos de conservación que se ponen en práctica, como es el caso de los dos puntos siguientes.

  2. Protección de hábitats y recursos clave: La identificación de aquellos hábitats preferidos por los guacamayos, así como sus características y las de los recursos que emplean (alimentarios y, sobre todo, reproductivos) es fundamental. De esta forma, puede trabajarse de forma efectiva en la protección de los mismos, tanto a nivel legislativo como de forma directa, mediante proyectos de conservación. La preservación de los bosques primarios, así como de los árboles más viejos de determinadas especies clave, como es el almendro de montaña, deben ser aspectos prioritarios para asegurar la supervivencia y reproducción exitosas de las lapas.

  3. Instalación de nidos artificiales: El conocimiento de las características idóneas para la reproducción de la lapa verde es útil para el ofrecimiento de más y mejores oportunidades de anidación. La creación e instalación de nidos artificiales que cumplan con los requisitos de los nidos naturales con mayores índices reproductivos registrados aseguran una mayor disponibilidad de buenas oportunidades reproductivas para las guacamayas. Esto, debe traducirse en una mayor tasa de intentos de reproducción y un mejor índice reproductivo, lo que a su vez, implicaría un incremento en la velocidad de crecimiento de las poblaciones de lapa verde, lo que la alejaría de su extinción.



Nidos artificiales para lapa verde instalados por Ara Manzanillo (Manzanillo, Costa Rica). - Fotografía de Noelia Sánchez.



Este pasado mes de enero he tenido la oportunidad de observar a la lapa verde en libertad en varios puntos del litoral del Caribe costarricense, desde Tortuguero hasta Puerto Viejo de Limón, y alrededor de las instalaciones del proyecto Ara Manzanillo, en Manzanillo. No encuentro palabras para describir lo especial de ver animales como estos en su entorno natural. Supongo que, acostumbrado como lo estoy a trabajar con ellos en cautividad, mis sensaciones son todavía más intensas. Las comparaciones son odiosas y, si antes ya pensaba que no hay mejor vida para la fauna silvestre que la vida en libertad, ahora lo tengo aún más claro si cabe :)


Espero que en esta entrada hayas aprendido un poco más acerca de este espectacular animal y, sobre todo, espero haber podido transmitir la necesidad de conocer la ecología de una especie y la realidad de las poblaciones que la componen a la hora de ponerse a trabajar en su conservación. La vida silvestre es compleja y no podemos ayudarla mediante soluciones genéricas y simples.


Un fuerte abrazo. Nos leemos en la próxima :)



Roger Valls Martínez



 


Bibliografía consultada


Fraixedas, S., Fernández-Llamazares, Á., Rico, A., Bach, A., Borrós, M., Barriocanal, C., & Boada, M. (2014). Suitability of the South Caribbean coast of Costa Rica for reintroduction of the Great Green Macaw Ara ambiguus; Natural Resources, 05(11), 653–665. https://doi.org/10.4236/nr.2014.511057


Lewis, T. C., Vargas, I. G., Vredenbregt, C., Jimenez, M., Hatchwell, B., Beckerman, A. P., & Childs, D. Z. (2023). Nest‐site selection and reproductive success of a critically endangered parrot, the great green macaw (Ara ambiguus), in an anthropogenic landscape. Ibis. https://doi.org/10.1111/ibi.13262


International), B. I. (BirdLife. (2020, August 7). The IUCN Red List of Threatened Species. IUCN Red List of Threatened Species. https://www.iucnredlist.org/species/22685553/172908289


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